El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Entre el 1 y el 3% de las personas mayores de 60 años padecen Parkinson, y se prevé que en los próximos 20 años el número de personas afectadas se duplique. Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común, solo después del Alzheimer. Sin embargo, la detección temprana de la enfermedad puede marcar una gran diferencia en el tratamiento y la calidad de vida del paciente. En este artículo, exploraremos los síntomas tempranos del párkinson y cómo detectarlos.
¿Qué es la enfermedad de Parkinson?
La enfermedad de Parkinson es la forma más común de parkinsonismo, nombre de un grupo de trastornos con características y síntomas similares. Aunque la mayoría de las formas de parkinsonismo no tienen una causa conocida, hay casos en los que la causa puede llegar a conocerse o se sospecha o donde los síntomas son el resultado de otro trastorno.
Lo primero que debemos saber sobre la enfermedad de Parkinson es que se trata de una enfermedad crónica y progresiva. Es decir, aún no tiene cura y los síntomas empeoran con el paso del tiempo. Podemos distinguirla por sus síntomas motores más comunes: temblores, rigidez o rigidez de los músculos y lentitud de movimiento. Pero no son los únicos. También puede manifestarse en síntomas no motores que incluyen problemas para dormir, estreñimiento, ansiedad, depresión y fatiga, entre otros.
Para ayudarte a entender mejor esta enfermedad, en este artículo te dejamos algunas conclusiones sobre los síntomas y primeros síntomas del párkinson. En ellas abordamos las principales cuestiones que rodean esta enfermedad basándonos en la última evidencia científica. No obstante, debes tener en cuenta que estas respuestas son una simplificación a avances médicos mucho más complejos y en constante evolución. Por ello, te recomendamos que, a partir de ellas, sigas investigando y profundizando.
¿Qué causa la enfermedad de Parkinson?
La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo del sistema nervioso que afecta principalmente a las neuronas encargadas de producir dopamina en el cerebro. Este neurotransmisor es crucial para el control de los movimientos voluntarios y la coordinación motora. Cuando las células que producen dopamina se dañan o mueren, los síntomas del párkinson comienzan a aparecer.
En concreto, el párkinson es causado por un daño en una zona del cerebro llamada sustancia negra pars compacta. Ella la cuna de las neuronas sinérgicas de nuestro cuerpo. En estas neuronas se acumula una proteína mal plegada llamada Alfa-sinucleína, lo que produce los cuerpos de Lewis. Esta acumulación de la proteína destruye las neuronas dopaminérgicas, lo que provoca una deficiencia de dopamina. Debido a que la zona afectada de dopamina está relacionada con el movimiento, la principal manifestación de la enfermedad es la disminución de la capacidad motora.

Lo que hace que la enfermedad de Parkinson sea distintiva de otros trastornos del movimiento es que se produce una pérdida de células en una región muy específica del cerebro. Las células nerviosas o neuronas en esta región aparecen oscuras bajo el microscopio y de ahí su nombre.
Actualmente, hay una enorme cantidad de investigación dirigida a producir más respuestas sobre las causas de la enfermedad de Parkinson y cómo se puede prevenir o curar. Pero hay mucho por investigar aún. De hecho, cuando los médicos diagnostican el párkinson, a menudo lo describen como idiopático. Y esto simplemente significa que desconoce la causa de la enfermedad.
Principales factores de riesgo para el párkinson
Aún se desconoce la causa de la enfermedad de Parkinson, aunque existe alguna evidencia del papel de la genética, los factores ambientales o una combinación de ambos. También es posible que pueda haber más de una causa de la enfermedad. Los científicos generalmente creen que tanto la genética como el medio ambiente interactúan para causar la enfermedad de Parkinson en la mayoría de las personas que la padecen.
Factores genéticos
Los científicos estiman que entre el 15% y el 25% de las personas que tienen la enfermedad cuentan con algún pariente que la ha desarrollado. El efecto genético más común que desencadena la enfermedad de Parkinson es la mutación en un gen llamado LRRK2. También se ha descubierto que las mutaciones en la alfa-sinucleína desencadenan el párkinson, pero son bastante raras. Por tanto, en la mayoría de los casos aún no hemos podido determinar una causa genética primaria.
Factores ambientales
Ciertos factores ambientales, como una exposición significativa a pesticidas o ciertos metales pesados y lesiones repetidas en la cabeza, pueden aumentar el riesgo de párkinson. Pero por ahora, la mayoría de las personas tampoco tienen una causa ambiental clara para el diagnóstico de esta enfermedad. El motivo es la complejidad del estudio causal, ya que pueden pasar muchos años entre la exposición a un factor ambiental y la aparición de los síntomas de la enfermedad.
La combinación de factores
Aunque aún no hay una evidencia científica bien definida. La principal hipótesis es que los factores ambientales influyen en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson y que esto, además, influye particularmente en aquellas personas que también tienen una susceptibilidad genética.
Otros factores de riesgo
Existen varias líneas de investigación que sugieren que las mitocondrias, los componentes productores de energía de la célula, pueden jugar un papel en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson. Aunque la disfunción mitocondrial, el estrés oxidativo, la inflamación, las toxinas, y muchos otros procesos celulares pueden contribuir a la enfermedad de Parkinson, la causa real de la muerte o pérdida celular en dicha enfermedad sigue sin determinarse.
Podemos considerar que hay factores que también pueden aumentar el riesgo de padecer esta enfermedad. El principal de ellos sería la edad, ya que la enfermedad de párkinson se encuentra normalmente en adultos mayores de 50 años. Los hombres también tienen un mayor riesgo de enfermedad de Parkinson que las mujeres. Pero al igual que sucedía con los factores anteriores, aunque hay varias hipótesis sobre las que se trabaja, los vínculos demostrados entre cualquiera de estos factores y la enfermedad de Parkinson aún no se han determinado completamente.
Cómo identificar los síntomas motores del párkinson
Como hemos visto, los cuatro síntomas motores clásicos de la enfermedad de Parkinson son el temblor en reposo, la rigidez muscular, la bradicinesia, y las alteraciones posturales. Además de estos, los pacientes pueden mostrar hipomimia (alteración de la expresión facial), hipofonía (tono de voz bajo), disartria (articulación pobre de las palabras), prosonia (falta de entonación adecuada), sialorrea (salivación excesiva) o dificultades respiratorias.
- Temblor en reposo: se refiere a un temblor rítmico y característico que se produce cuando la extremidad del paciente está en reposo, como cuando se sienta en una silla.
- Rigidez muscular: se produce cuando los músculos del cuerpo se sienten tensos y rígidos, lo que dificulta los movimientos.
- Bradicinesia: se refiere a la lentitud de los movimientos, lo que puede hacer que el paciente se sienta torpe y lento.
- Alteraciones posturales: lo que significa que los pacientes pueden tener dificultades para mantener el equilibrio y la postura adecuada.

La observación de dos o más de estos síntomas suele ser la causa principal por la que los médicos se plantean la posibilidad de la existencia de párkinson. Si observa a un paciente con estos signos o síntomas, se puede sospechar de la enfermedad de Parkinson, pero es importante destacar que, aunque estos síntomas motores están basados en la evidencia científica, no todos los pacientes los experimentan en la misma medida, ni aparecen todos al mismo tiempo. Por lo tanto, es fundamental que un especialista médico realice un diagnóstico adecuado, ya que la enfermedad de Parkinson puede ser confundida con otras enfermedades neurológicas.
Síntomas que pueden confundirse con la enfermedad de Parkinson
Hay varias otras condiciones que pueden producir síntomas que pueden confundirse con la enfermedad de Parkinson. Aquí os mostramos algunas de ellas:
- Efectos secundarios de los medicamentos: Ciertos medicamentos pueden producir o exacerbar síntomas similares a los producidos por el párkinson.
- Temblor esencial o familiar: esta es una causa relativamente común y benigna de temblor recurrente y, a menudo, se confunde con el temblor del Parkinson idiopático. Un neurólogo general o un especialista en trastornos del movimiento es el mejor médico para ayudar a diferenciar entre estas dos condiciones.
- Parkinsonismos: son un grupo de afectaciones neurológicas que comparten algunos de los síntomas de la enfermedad de Parkinson, pero cuyas características y evolución difieren con respecto a ella. Los síntomas de varias afecciones neurológicas son similares a los del Parkinson idiopático, pero a menudo se manejan de manera diferente y, a menudo, no responden a los medicamentos típicos. Veamos, en el siguiente apartado, este ejemplo más desarrollado.
Ejemplo: diferencias entre el trastorno parkinsoniano y el párkinson
Es fundamental no confundir el trastorno parkinsoniano con la enfermedad de Parkinson. El trastorno parkinsoniano es un conjunto de síntomas similares a los de la enfermedad de Parkinson. Pero no se derivan de esta enfermedad, sino de otras patologías como por ejemplo, la intoxicación por medicamentos. Si la sintomatología aparece de manera repentina, se debe descartar la enfermedad de Parkinson y buscar otras causas de la sintomatología.
El párkinson es una enfermedad que aparece gradualmente y su sintomatología se desarrolla poco a poco. Por lo tanto, si los síntomas no se desarrollan de forma progresiva, se recomienda buscar otras causas. Puede parecer un pequeño detalle, pero que cada vez es más relevante este tipo de síntomas similares. Esto se debe a que los trastornos parkinsonianos atípicos (APD, por sus siglas en inglés) por medicamentos están aumentando exponencialmente, entre otros factores, por el aumento de la población mayor polimedicada.
Parkinson sin temblor: ¿Es posible?
Como hemos visto, enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta a millones de personas en todo el mundo. A menudo se asocia con temblores, rigidez y lentitud en los movimientos, pero hay un subconjunto de pacientes que experimentan síntomas diferentes. La pregunta es, ¿es posible tener Parkinson sin temblor?
Si bien el temblor es uno de los síntomas más comunes del Parkinson, no todas las personas con Parkinson experimentan temblores. Aproximadamente el 30% de las personas con Parkinson no tienen temblores en absoluto. De hecho, es posible que las personas más jóvenes solo noten uno o dos de estos síntomas motores, especialmente en las primeras etapas de la enfermedad. No todas las personas con la enfermedad de Parkinson tienen temblores, ni un temblor es prueba de la enfermedad de Parkinson.
Los síntomas no motores del párkinson
Debido a que la enfermedad de Parkinson es un tipo de trastorno del movimiento, los síntomas no motores asociados a menudo pueden no ser tenidos en consideración. Sin embargo, hay varios síntomas comunes de la enfermedad de Parkinson que no involucran principalmente el movimiento y que también son relevantes para su diagnóstico.
Cambios cognitivos
Es un síntoma que se desarrolla especialmente cuando la enfermedad de Parkinson está un estado avanzado o cuando se presenta en personas de muy avanzada edad. Los síntomas son diversos y van desde problemas de búsqueda de palabras a realizar sencillos juicios de valor. A veces, este estado de confusión mental no es propio de la enfermedad, sino que se presenta como efecto secundario de algunos medicamentos para la enfermedad. Si estos síntomas se desarrollan en las primeras etapas de la enfermedad, posiblemente no se trate de párkinson idiopático, sino de algún otro trastorno relacionado.
Depresión y ansiedad
En una escala de gravedad variables, estos síntomas suelen acompañar comúnmente a la enfermedad y suelen mejorar con el tratamiento de la enfermedad, medicamentos específicos, y también, con sesiones de psicoterapia como la terapia cognitiva conductual (TCC).
Psicosis
Más de la mitad de todos los pacientes con enfermedad de Parkinson eventualmente muestran síntomas de alucinaciones o delirios durante el desarrollo de su enfermedad.
Cambios de personalidad
A medida que avanza la enfermedad se pueden desarrollar distintos cambios de humor y personalidad por la afección del cerebro. Estos cambios, también pueden estar provocados por los medicamentos específicos del tratamiento de párkinson y suelen estar relacionados con los trastornos del control de los impulsos (ICD, por sus siglas en inglés). Estos pueden manifestarle en una hipersexualidad, ludopatía y otros comportamientos impulsivos.
Pérdida del sentido del olfato
Muchos pacientes muestran una sensibilidad reducida a los olores (hiposmia) o una pérdida del olfato (anosmia) como uno de los primeros síntomas. Es una de las alertas más importantes, ya que la hiposmia y la anosmia pueden experimentarse meses o incluso años antes de que se desarrollen los síntomas motores comunes de la enfermedad de Parkinson.
Problemas en los ojos
Uno de los órganos afectados pueden ser los ojos, que experimentan una capacidad de movimiento disminuida y una menor frecuencia en el parpadeo, ocasionando los llamados “ojos secos”.
Problemas gastrointestinales
Las alteraciones del sistema gastrointestinales como el estreñimiento suelen producirse con frecuencia. Esto es debido a la reducción del movimiento automático del sistema digestivo o en algunos casos, simplemente como efecto secundario de la medicación.
Mareos y desmayos
Se suelen producir sensaciones diversas relacionadas con mareos o confusión. Este síntoma está relacionado con la incapacidad del cuerpo para regular a tiempo la presión arterial, particularmente al cambiar bruscamente de posición. Si esta incapacidad se agrava, estos mareos pueden derivar en desmayos o desvanecimientos.
Melanomas
Las personas con enfermedad de Parkinson tienen propensión a desarrollar un tipo grave de cáncer de piel llamado melanoma. Por ello, es recomendable someterse, con cierta frecuencia, a exámenes de la piel con un dermatólogo especializado.
Problemas para dormir
Muchos pacientes muestran incapacidad para conciliar el sueño, o insomnio primario. Es menos común que la incapacidad para permanecer dormido, o insomnio secundario. Otros muestran una alta frecuencia de sueños vívidos o lúcidos, aunque en estos casos, también puede deberse a los efectos secundarios de los medicamentos.
Transpiración excesiva
La elevada sudoración es uno de los síntomas comunes de la enfermedad de Parkinson, especialmente si la enfermedad aún no está siendo tratada. Esta transpiración se produce con mayor intensidad en la parte superior del cuerpo.
Problemas urinarios
Otro de los síntomas es la frecuencia urinaria. Se muestra una necesidad constante de orinar o la urgencia urinaria a pesar de que la vejiga no está llena. Estos problemas urinarios suelen producirse con mayor intensidad por la noche al dormir o cuando la persona está acostada. Otro de los síntomas relacionados con el tracto urinario son los problemas para controlar el inicio del chorro de orina (vacilación urinaria), micción lenta y sobrellenado de la vejiga.
Pérdida de peso
Es un síntoma común que suele producirse especialmente en las últimas etapas de la enfermedad. Durante etapas tempranas de la enfermedad, si el paciente muestra una pérdida de peso significativa y no intencionada, un médico especialista debe realizar un examen para descartar que este no sea provocado por otras causas médicas.
Opciones de tratamiento para el Parkinson
Si bien no existe una cura para el Parkinson en este momento, existen varios tratamientos que pueden aliviar los síntomas. Los medicamentos para el Parkinson son el pilar del tratamiento, pero las modalidades a menudo se usan en combinación. La terapia física, ocupacional y del habla pueden ser fundamentales para el plan de tratamiento. Las opciones quirúrgicas también tienen un papel importante para un subgrupo de pacientes con enfermedad de Parkinson. Como hemos visto, los síntomas pueden ser muy diversos, por lo que algunas terapias complementarias también pueden llegar a considerarse para tratar algunos síntomas de la enfermedad de Parkinson. Estos serían los grandes grupos en los que podemos englobar las vías de tratamiento.
Medicamentos específicos
Los medicamentos para el Parkinson, como la carbidopa o levodopa, suelen utilizarse para aumentar los niveles de dopamina en el cerebro y aliviar los síntomas. También se puede usar en combinación con otras clases de medicamentos, incluidos los agonistas de la dopamina, los inhibidores de la COMT, los inhibidores de la MAO y los agentes anticolinérgicos. El tratamiento debe ser altamente individualizado y ajustarse constantemente según los síntomas y los efectos secundarios que presenten.
Terapia ocupacional
La terapia ocupacional es el uso terapéutico de las actividades de cuidado, trabajo y juego para incrementar la independencia funcional, aumentar el desarrollo y prevenir la incapacidad; puede incluir la adaptación de tareas o del entorno para alcanzar la máxima independencia y para aumentar la calidad de vida. La terapia ocupacional puede ayudar a las personas con Parkinson a mantener su independencia y mejorar su calidad de vida.
La fisioterapia puede mejorar su modo de andar y orientarlo hacia el régimen de ejercicio adecuado. También puede ser útil todo tipo de terapias que ayuden a maximizar habilidades motoras finas. Por ejemplo, la terapia del habla puede ser muy importantes para mejorar las condiciones de vida del paciente. La logopedia es de gran ayuda para mejorar las alteraciones de la voz, de la audición, del habla, del lenguaje; y de las funciones oro-faciales y deglutorias.
Apoyo psicológico
El apoyo psicológico, como la terapia cognitivo-conductual, puede ayudar a las personas con Parkinson a manejar los síntomas no motores y ayudar al bienestar emocional. Gracias a ella se pueden abordar aspectos emocionales, cognitivos y conductuales que mejoran la aceptación y adaptación a la nueva situación vital tanto de la persona afectada como de sus familiares y personas cuidadoras.
Ejercicio adaptado
Un programa de ejercicios adecuado pueden ayudar a mejorar la salud general del paciente y con ello, mejorar los síntomas de la enfermedad. Estos hábitos pueden incluir ejercicios cardiorrespiratorios (entrenamiento físico), ejercicios de resistencia (entrenamiento de fuerza), ejercicios de flexibilidad (estiramiento) y entrenamiento de la marcha y el equilibrio. La American Parkinson Dissease, entre otras, ha elaborado una guía de ejercicios y estiramientos que pueden ser de gran ayuda para mejorar los síntomas específicos.
Dieta específica para el párkinson
Aún no contamos con la suficiente evidencia científica como para determinar su algún grupo de alimentos nutrientes específicos puede tener valor terapéutico comprobado para la enfermedad de Parkinson. En 2011 se suspendió un estudio clínico del NINDS acerca del suplemento dietético coenzima Q10 cuando los resultados de un análisis intermedio mostraron que era poco probable que el tratamiento fuera efectivo de alguna forma significativa. Sin embargo, una dieta sana que evite la neuroinflamación, puede promover el bienestar general de las personas con la enfermedad. Es importante coordinar la labor de tu médico especialista y un nutricionista para poder determinar la dieta más adecuada en cada caso. Al igual que una dieta adecuada para el párkinson puede ayudarnos, una mala dieta puede agravar los síntomas o incluso afectar al tratamiento. En algunos casos se ha demostrado que, por ejemplo, una dieta rica en proteínas puede limitar la absorción de la levodopa.
Intervención quirúrgica de estimulación Cerebral Profunda
En algunos casos, un profesional especializado puede recomendar, para ciertos pacientes, la estimulación cerebral profunda (DBS). Consiste en implantar un electrodo en un área específica del cerebro, generalmente el núcleo subtalámico (STN) o el globo pálido interno (GPI). Los electrodos se estimulan a través de una conexión a un dispositivo similar a un marcapasos ubicado debajo de la piel en el pecho. Normalmente, es un tratamiento indicado para pacientes con una respuesta sólida a la levodopa, sin problemas cognitivos o psiquiátricos significativos y sin problemas significativos con el equilibrio.
Terapias avanzadas en el tratamiento del párkinson
Se han desarrollado innovadores tratamientos como la infusión intestinal continua de Levodopa-Carbidopa a través una bomba de infusión en la gastrostomía percutánea. Esto permite la administración de forma continua y personalizada un gel de levodopa/carbidopa directamente en el intestino para mantener así los niveles de levodopa constantes. El objetivo es poder administrar el tratamiento de forma más estable, flexible y sin fluctuaciones.
Como hemos visto, una visión integral de la enfermedad puede combinar a distintos profesionales de la salud para ayudar a determinar el mejor plan de tratamiento para los síntomas particulares de cada paciente.
¿Cómo saber si tengo párkinson?
Para estar seguro de que se padece párkinson, se deben hacer pruebas a nivel cerebral. La prueba más común es la resonancia magnética cerebral funcional, pero también se puede hacer un escáner cerebral para ver cómo está la sustancia negra y si la alfa-sinucleína ha generado daños. Si se sospecha que puede padecer párkinson ante la aparición de algunos de los síntomas combinados que os hemos mostrado en este artículo, es importante acudir a un médico especialista para su diagnóstico y tratamiento adecuado.
Solo un neurólogo o un especialista en trastornos del movimiento pueden diagnosticar con certeza razonable si alguien padece párkinson idiopático. Y recuerda, si por alguna razón no te sientes cómodo con los resultados de su primera visita al médico, obtener una segunda opinión de otro neurólogo o especialista en trastornos del movimiento es una opción válida y responsable que ayuda tanto a los profesionales como a los pacientes.