Tanto un latigazo cervical como un síndrome de estrés postraumático presentan un patrón similar. Además, el principal síntoma de ambos es la contractura cervical. Esta se manifiesta en los músculos estabilizadores y movilizadores del cuello y presenta los siguientes síntomas:
- Dolor
- Limitación de movilidad
- Hipertono muscular
- Síntomas neurológicos asociados como cefaleas, vértigo o acúfenos
¿Qué es el latigazo cervical?
El latigazo cervical suele aparecer después de una colisión en un accidente de tráfico. El conductor no puede anticipar el choque y recibe un golpe lateral o posterior. Este genera unas fuerzas descontroladas en el cuello, causandole una inclinación brusca y descontrolada. La musculatura cervical se contrae para proteger la zona como consecuencia de dichas fuerzas descontroladas. Y es que el agente traumático físico de alta intensidad puede haber dañado o puesto en peligro tejidos corporales como:
- Ligamentos cervicales
- Sinovial
- Disco intervertebral
- Raíz nerviosa
- Entre otros
También es habitual que se produzcan descentrajes articulares. Estos son causados por las fuerzas descontroladas que han convergido en las pequeñas articulaciones de la columna vertebral cervical.
Los tratamientos que buscan relajar la contractura antes de tiempo pueden poner en peligro la salud del paciente
Tratamientos para el latigazo cervical
Antes de realizar cualquier tratamiento, es importante un buen diagnóstico del especialista. Y es que, si hay tejido dañado -como el ligamento o el disco-, el cuerpo necesita la estabilidad que le otorga el músculo en contracción para proteger la zona.
Hay tratamientos que buscan relajar la contractura antes de tiempo y no contemplan los tiempos de curación que necesita cada tejido. Estos, en ningún caso eficaces, pueden estar poniendo en peligro la salud del paciente.
Diferencia entre latigazo cervical y estrés postraumático
En el latigazo cervical “mecánico”, el paciente nota los síntomas al poco tiempo desde el día de la lesión. A medida que avanzan las semanas se encuentra progresivamente mejor. Si no es así, puede ser que exista un descentraje articular importante. En este caso, lo deberá tratar un fisioterapeuta para poder notar mejoría.
Por otro lado, en un síndrome de estrés postraumático por un accidente de tráfico, la evolución de los síntomas es notablemente diferente. El paciente explica que el mismo día del accidente no tuvo dolor y que apareció 2 o 3 días después del trauma. A medida que avanzan las semanas, el paciente no experimenta mejoras. Los síntomas incluso pueden persistir desde meses hasta años.
El tratamiento de terapia manual no ofrece mejorías a estos pacientes. De hecho, es habitual que lleguen a nuestra consulta pacientes que han hecho multitud de sesiones de tratamiento en la zona cervical y no consiguen mejorar.
En el síndrome de estrés postraumático, el mecanismo lesional no es en una inclinación brusca y descontrolada del cuello. De hecho, cuando se le pregunta al paciente sobre el momento del accidente, refiere que pudo anticipar la colisión y eso le permitió contraer los músculos con fuerza. De este modo, protegió la biomecánica y tejidos de su columna cervical. Algunos pacientes, incluso, explican como ni siquiera se llegó a producir el choque.
Siguiendo con el síndrome de estrés postraumático, no es suficiente con analizar la lesión solo desde un punto de vista biomecánico. Entender el cuerpo humano como organismo psiconeuroinmunológico será clave. A cada experiencia física de nuestro cuerpo la acompaña una vivencia emocional. Así, cuando preguntamos al paciente sobre los detalles emocionales del accidente de tráfico, habitualmente aparecen emociones almacenadas o bloqueadas.
Ejemplo de síndrome de estrés postraumático
Veámos un ejemplo. Una mujer lleva en el coche a sus dos hijos de 5 y 2 años. En un cruce anticipa como un coche se está saltando un STOP. Ella frena de golpe con todas sus fuerzas. A la vez, le invade el pánico de lo que pueda pasar a sus hijos por la colisión. Finalmente, el choque no se produce. Aún así, al cabo de un par de días, empiezan a aparecer los síntomas cervicales. Su marido, amigos y familiares le dicen que ha tenido suerte porque no ha pasado nada, pero dentro de si el pánico continúa almacenado.
Para mejorar los síntomas cervicales de esta mujer, el tratamiento pasa por ayudarla a liberar la memoria emocional tisular bloqueada. Es decir, deberá expresar el miedo que pasó, incluso llorando si es necesario. El ser humano es mucho más que aquello que podemos ver y tocar.
“Ríe cuando puedas, llora cuando lo necesites”
Autor: David Vargas Barrientos
Graduado en Fisioterapia
Máster en Psiconeuroinmunología
Máster en Psiconeuroinmunología
Máster en Biología Molecular y Biomedicina
Técnico Superior en Dietética y Nutrición (En curso)
Profesor y codirector del Postgrado Experto Universitario en Psiconeuroinmunología Clínica de Regenera.