¿Has sentido tristeza o depresión en algún momento de tu vida? Si es así, no estás solo. La realidad es que muchos de nosotros hemos experimentado estos sentimientos en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, ¿y si te dijera que tu tristeza no siempre es emocional y que puede tener una causa física?
Según las investigaciones, la inflamación podría ser la causa subyacente de muchas afecciones emocionales, incluida la depresión. De hecho, algunos expertos creen que la inflamación crónica puede ser una de las principales causas de la tristeza y la ansiedad en el mundo moderno.
Entonces, ¿cómo puede la inflamación afectar nuestras emociones?, ¿qué podemos hacer al respecto? En este artículo, exploramos la relación entre la inflamación y la salud mental, y ofreceremos consejos prácticos sobre cómo reducir la inflamación y mejorar tu bienestar emocional.
La diferencia entre estar triste y estar deprimido
La tristeza y la depresión son estados emocionales que, aunque pueden parecer similares a simple vista, tienen diferencias fundamentales tanto en sus características como en su duración e impacto en la vida de una persona. Es esencial conocer sus diferencias:
- La tristeza es una emoción humana normal y natural que experimentamos en respuesta a situaciones difíciles, decepcionantes o dolorosas. Todos sentimos tristeza en distintos momentos de nuestras vidas y es sano sentirla. Por lo general, la tristeza disminuye con el tiempo y no suele interferir de manera negativa en nuestras vidas.
- La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por una sensación persistente de tristeza, desesperanza o pérdida de interés en las actividades cotidianas. La depresión va más allá de la tristeza y puede tener efectos debilitantes en la vida de una persona, incluyendo dificultades para dormir, cambios en el apetito, problemas de concentración y, en casos graves, pensamientos suicidas.
A diferencia de la tristeza, que puede ser una respuesta natural a ciertos eventos, la depresión es una condición médica que requiere tratamiento y apoyo.
La evidencia científica ha demostrado que la depresión puede ser causada por una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales. Los desequilibrios químicos en el cerebro, las predisposiciones genéticas y las experiencias traumáticas o estresantes pueden contribuir al desarrollo de este trastorno. Y también, un estado de inflamación crónica.
En este artículo vamos a centrarnos en este aspecto de la depresión, que no siempre es tenido en cuenta, pero que cada día cuenta con mayor interés para su tratamiento clínico.
Y es que, se ha demostrado que la depresión está asociada con una respuesta inflamatoria crónica y la activación de la inmunidad mediada por células, así como la activación del sistema reflejo antiinflamatorio compensatorio.
En concreto, el modelo «Inmuno-citoquínico de la Depresión» sostiene que ciertos tipos de depresión no son una enfermedad en sí, sino un signo multifacético de la activación crónica del sistema inmune a causa de la inflamación crónica.
El cuerpo inflamado y el cerebro deprimido
El motivo por los que un cuerpo inflamado puede derivar en un cerebro deprimido es que los agentes inflamatorios en la sangre pueden romper la barrera entre el cuerpo y el cerebro, causando neuroinflamación y alterando circuitos neuronales clave.
Veamos algunos ejemplos de estudios científicos que confirman esta conexión:
- Niveles altos de citoquinas inflamatorias: los pacientes deprimidos suelen tener una inflamación más elevada en comparación con aquellos que no están deprimidos. Esto incluye niveles más altos de citoquinas inflamatorias y proteína C reactiva, una proteína producida por el hígado en respuesta a la inflamación, que se encuentra en la sangre.
- Enfermedades autoinmunes: Los pacientes con enfermedades autoinmunes presentan tasas excepcionalmente altas de depresión.
- El peligro de los medicamentos proinflamatorios: Otra evidencia parte del hecho de que los medicamentos que tienen propiedades proinflamatorias tienen la capacidad de provocar depresión en las personas, lo que sugiere una relación causal entre ambas. En un estudio publicado en el New England Journal of Medicine, realizaron una investigación doble ciego con pacientes que padecían cáncer y que se encontraban en tratamiento con interferón-alfa, una citoquina inflamatoria. A pesar de que inicialmente ninguno de los pacientes presentaba síntomas de depresión, el efecto de este agente inflamatorio resultó sorprendente: muchos de ellos desarrollaron cuadros de depresión, lo cual ha sido corroborado en estudios posteriores.
¿Por qué son tan importantes estos descubrimientos?
Estos hallazgos tienen el potencial de revolucionar la atención médica para la depresión, una enfermedad que no siempre responde bien a los tratamientos. Si bien los medicamentos farmacológicos actuales se dirigen a ciertos neurotransmisores, los nuevos descubrimientos sugieren que en algunos pacientes, los comportamientos depresivos pueden ser tratados sanando el estado de inflamación crónica del cuerpo.
La inflamación crónica puede desencadenar o exacerbar la depresión en el cerebro de algunos pacientes. Por tanto, los ensayos clínicos proponen abordar y tratar la inflamación para brindar un tratamiento completo.
Qué puedes hacer tú
Como hemos visto, además de afectar a tu salud física, la inflamación crónica también puede afectar a tu salud emocional, ya que daña el equilibrio de los neurotransmisores en el cerebro, lo que puede llevar a cambios en tu estado de ánimo y tu función cognitiva.
Afortunadamente, hay medidas que puedes tomar para reducir la inflamación crónica en tu cuerpo y mejorar tu salud emocional.
Evitar alimentos inflamatorios
Siguiendo una dieta saludable y equilibrada se puede reducir el riesgo de desarrollar depresión y mejorar la salud en general. La alimentación es solo uno de los factores que influyen en la salud mental, pero sin duda es un factor clave.
Ha habido cambios sustanciales en los hábitos dietéticos a nivel mundial en las últimas décadas, en los que los patrones dietéticos ricos en fibra, alimentos ricos en nutrientes y ácidos grasos poliinsaturados omega-3 han sido reemplazados por dietas ricas en grasas saturadas y azúcares refinados.
Este tipo de dietas pueden afectar el funcionamiento del sistema inmunológico y los niveles de inflamación sistémica, lo que aumenta el riesgo de desarrollar depresión en un futuro. Por todo ello, recuerda la importancia de incluir alimentos antiinflamatorios en tu dieta puede ayudar a reducir la inflamación en tu cuerpo. Esto beneficiará a tu intestino y microbiota, que son las principales fuentes de inflamación en el cuerpo.
Si quieres saber más sobre cómo una dieta saludable ayuda a tu microbiota y el bienestar del eje intestino-cerebro, te recomendamos que visites otros artículos especializados en nuestro blog, por ejemplo: Depresión: ¿enfermedad o síntoma?
Realizar ejercicio de manera regular
El ejercicio regular también puede ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo. Puede ayudar a reducir los niveles de ciertas proteínas inflamatorias y promover la producción de antioxidantes, que pueden ayudar a proteger el cuerpo contra el daño oxidativo. Está demostrado que tiene efectos antiinflamatorios y que es un antidepresivo efectivo. Para poder practicarlo con total seguridad, los consejos de nuestro artículo Estrategias para prevenir la fatiga y las lesiones en deportistas te serán de gran ayuda.
Tener un descanso adecuado
La alteración del sueño es un elemento común en los trastornos psiquiátricos y un marcador complementario de psicopatología en los trastornos del estado de ánimo. Por lo general, los pacientes depresivos exhiben tasas más altas de trastornos del sueño que los de la población general y, viceversa, aquellos que informan patrones de sueño anormales informan niveles más altos de depresión que los que duermen normalmente.
El sueño adecuado también es importante para reducir la inflamación y prevenir la depresión. Se ha demostrado que la privación del sueño aumenta los niveles de ciertas proteínas inflamatorias en el cuerpo. Te recomendamos dormir de 7 a 9 horas cada noche para mantener tus niveles de inflamación bajo control.
En conclusión
Si bien realizar cambios en el estilo de vida puede ser desafiante, es importante recordar que la prevención es clave y que estos hábitos pueden contribuir significativamente a mejorar nuestra calidad de vida.
Cuidar tu alimentación, hacer ejercicio y tener un sueño reparador ayudan a tu bienestar físico pero también, emocional. No subestimes el poder de un enfoque integrativo en tu salud, y recuerda que mantener un estilo de vida saludable es una inversión a largo plazo. Recuerda siempre el consejo esencial que hemos querido transmitirte en este artículo: para poder prevenir, primero debes desinflamar.