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Mujer tapándose el rostro con varias manos a causa del estrés

El estrés emocional te va a matar de un infarto

¡Y llegó el día! De la mano de una de las revistas científicas de mayor prestigio, The Lancet, se realiza un estudio donde se relacionan dos conceptos. La actividad de una zona del cerebro vinculada a las emociones con la actividad inflamatoria y la patología cardiovascular. Pero, ya lo sabíamos, ¿no?

No es extraño pensar que el estrés emocional conlleva enfermedad. Cuántas veces hemos oído eso de: “para el ritmo de vida que llevas o te va a dar un ataque”. Pues hemos necesitado muchos años para que la ciencia lo muestre en imágenes y que se publique en una gran revista.

El estrés crónico está a la par de factores como fumar o la diabetes atribuibles a enfermedades cardiovasculares

Este estudio muestra como la actividad cerebral, en concreto de la amígdala, predice de manera independiente y robusta los eventos de enfermedad cardiovascular. Esta actividad de la amígdala está involucrada en parte a través de un camino que incluye un aumento de la actividad de la médula ósea y la inflamación arterial. El estrés crónico conlleva un riesgo atribuible de enfermedad cardiovascular que está a la par con otros factores de riesgo reconocidos. Por ejemplo fumar, aumento de las concentraciones de lípidos, la hipertensión y la diabetes.

A pesar de la prevalencia y la potencia de este factor de riesgo, se sabe poco sobre los mecanismos que traducen el estrés emocional en eventos de enfermedad cardiovascular. Se hizo una búsqueda en Pubmed de artículos con los términos “estrés psicosocial”, “inflamación arterial”, “médula ósea”, “hematopoyético”, “humano” y “enfermedad cardiovascular”, anteriores a junio de 2016. Se identificó un vínculo entre el estrés, la actividad de la médula ósea y la inflamación arterial en estudios con animales. Aún así, este vínculo no se había evaluado previamente en seres humanos hasta hoy.

¿Qué se ha podido demostrar?

Persona con los brazos en la cara debido al estrés

Por primera vez, se ha podido demostrar lo siguiente. Existe una red de relevancia del cerebro. Un conjunto de estructuras interconectadas involucradas en funciones complejas como la cognición y la emoción que desempeñan un papel importante. La activación de esta red, que incluye la amígdala como un componente clave, conduce a cambios hormonales. Además de autonómicos y de comportamiento típicamente asociado con el miedo y el estrés. Las proyecciones eferentes de la amígdala al tronco encefálico participan en las respuestas simpáticas al estrés.

En modelos animales, el estrés aumenta la proliferación de células madre hemopoyéticas y células progenitoras en la médula ósea, acelera la producción inmune innata de células y la producción de citoquinas, y potencia la aterosclerosis. En esta publicación en The Lancet, muestran por primera vez que esa actividad amígdala se asocia con una mayor actividad hematopoyética y un aumento de la inflamación arterial en humanos.

¿Cómo explicamos el efecto del estrés emocional en la patología cardiovascular?

El estrés estimula la activación del sistema nervioso simpático y del eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA). Esto lleva a un aumento de la circulación de catecolaminas, glucocorticoides y (eventualmente) citoquinas inflamatorias. Además, el estrés puede aumentar la frecuencia cardíaca y la presión arterial a través del sistema nervioso autónomo. Todo ello puede contribuir a la disfunción endotelial. Sin embargo, estos mecanismos no explican por completo el vínculo entre el estrés y la enfermedad cardiovascular.

Lo que los nuevos descubrimientos han desvelado es otro mecanismo -y potencialmente más importante-. Por él, el estrés emocional puede inducir enfermedades cardiovasculares.

  1. El estrés conduce a la movilización y liberación de neutrófilos y monocitos. Y aumenta la actividad de las células progenitoras hemopoyéticas en la médula ósea.
  2. Los progenitores hemopoyéticos pueden acumularse en la circulación y en el bazo. Por lo tanto, están preparados para potenciar el suministro de leucocitos al establecer una hemopoyesis extramedular.
  3. Los monocitos derivados de la médula ósea liberados en respuesta a eventos estresantes migran a la pared arterial, donde provocan inflamación aterosclerótica.
  4. Estos resultados apuntan a un aumento de la hematopoyesis y la inflamación arterial. Nos fijamos en la imagen para comprender mejor este proceso:
Ilustración sobre el estrés

Por tanto, podemos concluir que el estrés crónico podría tratarse como un factor de riesgo importante para la enfermedad cardiovascular. Los futuros estudios de este eje neural-hematopoyético-arterial pueden conducir a ideas sobre cómo reducir aún más la carga de enfermedad cardiovascular. ¡Psiconeuroinmunología en estado puro!

Autor: Xavi Cañellas

Msc Psiconeuroinmunología Clínica
Msc Biología Molecular y Biomedicina
Co-director de Regenera
Co-autor del libro Niños sanos, adultos sanos y de Alimentación Prebiótica
Investigador colaborador en el proyecto Alimentación, microbiota y regulación de la inflamación

Bibliografía:

  • Tawakol A, Ishai A, Takx RA, Figueroa AL, Ali A, Kaiser Y, et al. Relation between resting amygdalar activity and cardiovascular events: a longitudinal and cohort study. Lancet. 2017 Feb 25;389(10071):834-845.

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