Cientos de veces hemos escuchado: tenemos un segundo cerebro, nuestro intestino. ¿Cuántos posts y charlas llevan este título? ¿Es cierta esta afirmación de la que todo el mundo habla a día de hoy? Descubrámoslo con algunas de las verdades y mitos que hay sobre este fascinante tema.
- En nuestro intestino tenemos más neuronas que en toda nuestra médula espinal. Cierto.
- En nuestro intestino se forma el 95% de un neurotransmisor muy famoso llamado serotonina. Cierto.
- Esta serotonina pasa la barrera de protección del cerebro y modula nuestro estado de ánimo. Falso.
La serotonina intestinal no pasa la barrera hematoencefálica, aunque indirectamente sí que puede tener un efecto en la modulación central (cerebro). - Es correcto llamar a nuestro intestino: el segundo cerebro. Falso.
Sí, aunque suene raro, este último punto no es cierto; y lo justificaré a continuación.
En un embrión, se forma antes la red neuronal del intestino que el sistema nervioso central.
Nuestro intestino NO es nuestro segundo cerebro
La embriología es la rama de la biología que se encarga de estudiar la morfogénesis -el desarrollo embrionario y nervioso desde la gametogénesis hasta el momento del nacimiento de los seres vivos-.
Pues bien, dentro de la formación del embrión hay un proceso llamado gastrulación. Éste consiste en la creación de los diferentes sistemas que conforman al ser humano a través de tres capas:
- El ectodermo, del que saldrá el sistema nervioso y la dermis.
- El mesodermo, del que saldrán el aparato músculo-esquelético, el sistema renal y reproductor y el sistema cardiovascular.
- El endodermo, del que saldrá el aparato gastrointestinal.
En el ectodermo se diferencian las llamadas crestas neurales, que van a migrar hacia el endodermo. ¿Y sabéis qué? Estas crestas neurales formarán el sistema nervioso entérico, es decir, la red neuronal de nuestro aparato digestivo. Y ¿queréis saber aún más? ¡Esta red neuronal se forma antes que el ectodermo genere nuestro sistema nervioso central! Es decir, que nuestro intestino no es nuestro segundo cerebro, ¡ES NUESTRO PRIMER CEREBRO!
De hecho, todos lo sabemos. O, mejor dicho, todos lo sentimos. ¿Dónde tenemos la sensación de esas maravillosas mariposas cuando nos enamoramos? Y ¿dónde notamos nuestra inquietud frente a un examen o antes de realizar una competición? En nuestra barriga.
La alimentación y la gestión de nuestros sentimientos serán claves en la salud de nuestro intestino
La alimentación y la gestión de nuestros sentimientos serán claves en la salud de nuestro intestino
En la consulta, muchos de mis pacientes, cuando toman las riendas de su vida y realizan las acciones valientes para curarse, me acaban diciendo: ahora sí Xavi, por fin siento paz en mi barriga.
No es de extrañar que, en tantas alteraciones de la salud, el intestino sea el foco de tratamiento. Y es que el tubo digestivo no es un mero tubo hueco donde entra algo por la boca y sale luego por el ano. El aparato digestivo es un órgano psico-neuro-endocrino-inmunológico, donde más vale que lo que entre no genere inflamación.
Por eso la alimentación coge un papel clave en el mantenimiento de su salud. Pero no nos engañemos, la alimentación no es suficiente. Tendremos que tener muy en cuenta lo que sentimos y cómo lo interpretamos, es decir, tendremos que darle un valor enorme a nuestro contexto nervioso. En este vídeo trato con más detalle el maravilloso eje intestino-cerebro.
Autor: Xavi Cañellas
Msc Psiconeuroinmunología Clínica
Msc en Biología Molecular y Biomedicina
Co-autor de los libros Niños Sanos, Adultos Sanos y de Alimentación Prebiótica
Co-director y docente del Postgrado Experto Universitario en Psiconeuroinmunología Clínica de Regenera por la Efhre International University
Investigador colaborador en el proyecto Alimentación, microbiota y regulación de la inflamación en Hospital Josep Trueta de Girona