Durante años, la longevidad ha sido sinónimo de una cifra: el número de velas en una tarta. Pero ese enfoque ya no basta. Hoy sabemos que no se trata solo de cuántos años vivimos, sino de cómo los vivimos. ¿Tiene sentido llegar a los 95 si los últimos 25 los pasamos encadenados a una enfermedad, sin autonomía ni vitalidad? La medicina, la ciencia y la filosofía están redefiniendo el concepto de longevidad para adaptarlo a una sociedad que no solo quiere vivir más, sino vivir mejor.
Por eso en Regenera te mostramos a fondo qué es la longevidad desde una perspectiva actual, profunda y basada en evidencias. Exploraremos las distintas formas de medirla, su evolución histórica y cultural, y cómo el concepto de “esperanza de vida saludable” está desplazando al viejo paradigma de simplemente “vivir más años”.
La longevidad ha pasado de ser una simple curiosidad demográfica a convertirse en uno de los campos científicos y filosóficos más apasionantes de nuestro tiempo. Vivimos más que nunca, pero ¿vivimos mejor? ¿Y qué papel juegan nuestros genes, la dieta, el ejercicio o incluso ciertos suplementos en ese camino hacia una vida más larga y saludable?
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Índice
¿Qué es la longevidad? (realmente…)
Aunque parezca obvio, el término “longevidad” merece una reflexión más profunda. Tradicionalmente, se ha entendido como la duración de la vida de una persona. Pero hoy, la ciencia distingue entre la longevidad cronológica –o el número de años vividos desde el nacimiento– y la esperanza de vida saludable (o “healthspan”) –número de años vividos con buena salud, autonomía y calidad de vida–.
Esta distinción es fundamental. Mientras que la medicina del siglo XX se centró en alargar la vida a toda costa, la medicina del siglo XXI busca mejorar los años vividos, combatiendo el envejecimiento patológico (es decir, cuando envejecer se convierte en sinónimo de enfermedad).
👉 Por tanto, cuando hablamos de longevidad hoy, no hablamos solo de vivir más, sino de vivir mejor durante más tiempo. Un reto profundamente humano.
Longevidad, esperanza de vida y healthspan: ¿son lo mismo?
Aunque suelen usarse como sinónimos, estos términos describen realidades distintas. Diferenciarlos es clave para entender los debates actuales sobre envejecimiento y bienestar.
🧬 Longevidad
Es, en sentido estricto, la duración total de la vida de un individuo desde el nacimiento hasta la muerte. Puede medirse de forma individual (edad máxima alcanzada) o colectiva (edad media de fallecimiento en una población concreta).
📈 Esperanza de vida
Es un promedio estadístico que indica cuántos años se espera que viva una persona desde un momento determinado (por ejemplo, al nacer o a los 65 años), basándose en los patrones de mortalidad actuales.
- En España, la esperanza de vida al nacer ronda los 83 años (una de las más altas del mundo).
- Pero este dato no refleja la calidad de esos años.
🩺 Esperanza de vida saludable (o “healthspan”)
Aquí está la clave: se trata del número de años vividos sin limitaciones importantes de salud. Es decir, aquellos en los que podemos realizar nuestras actividades cotidianas sin sufrir enfermedades incapacitantes.
En muchos países desarrollados, hay una diferencia de 10 a 15 años entre la esperanza de vida total y la saludable. Años vividos, sí… pero en condiciones precarias.
Los factores que determinan nuestra longevidad: ¿Destino o elección?
La pregunta del millón: ¿cuánto depende nuestra longevidad de lo que heredamos y cuánto de lo que hacemos?
Genética: un factor importante, pero no decisivo
Durante décadas se pensó que los genes eran el factor clave. Sin embargo, los estudios más recientes han matizado esa idea. La genética explica entre un 20% y un 30% de la variabilidad en la longevidad. Esto significa que, aunque influye, la mayor parte de lo que determina cuánto y cómo viviremos depende de otras variables, especialmente del estilo de vida.
Ejemplo: se han identificado mutaciones beneficiosas en genes como el FOXO3 (relacionado con la reparación celular y la resistencia al estrés), comunes en centenarios. Pero incluso quienes no poseen estos genes pueden adoptar hábitos que modulan las mismas rutas biológicas.
Estilo de vida: la variable modificable
Este es el terreno donde sí tenemos margen de maniobra. Las investigaciones en “zonas azules” —regiones del mundo con alta concentración de personas longevas— han identificado varios factores comunes:
- Dieta mayoritariamente vegetal.
- Actividad física moderada, pero constante.
- Vínculos sociales fuertes.
- Sentido del propósito vital (“ikigai”, en Japón).
- Baja exposición al estrés crónico.
🏠 El entorno es la infraestructura invisible: Tu código postal puede influir más que tu código genético. Vivir en un entorno con acceso a salud, aire limpio, seguridad y relaciones sociales reduce la mortalidad de forma significativa. La soledad, el aislamiento y la contaminación acortan la vida tanto como fumar.

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Biología de la longevidad: ¿Por qué envejecemos?
La ciencia de la longevidad no se basa en promesas vacías, sino en una biología compleja que está empezando a desvelarse.
Las nueve causas del envejecimiento
Un artículo seminal publicado en 2013 por López-Otín et al. en Cell identificó los nueve pilares del envejecimiento, entre los que destacan:
- Inestabilidad genómica: acumulación de mutaciones.
- Acortamiento de telómeros: reducción de los extremos de los cromosomas.
- Senescencia celular: células que ya no se dividen, pero permanecen vivas, causando inflamación.
- Disfunción mitocondrial: las “centrales energéticas” de las células pierden eficiencia.
- Alteración en la comunicación intercelular: fallos en la señalización que afectan tejidos enteros.
Estos mecanismos están interconectados. Por eso, los investigadores buscan intervenciones que actúen de forma sistémica, no puntual.
¿Es reversible el envejecimiento?
No completamente, al menos por ahora. Pero sí es modulable. Algunos fármacos experimentales como la rapamicina o la metformina, y estrategias como el ayuno intermitente, parecen ralentizar el envejecimiento celular al actuar sobre rutas metabólicas clave como mTOR, AMPK y sirtuinas.
👵 ¿Cuánto puede vivir un ser humano? La persona más longeva de la historia confirmada fue Jeanne Calment, que murió a los 122 años en Francia. Algunos científicos creen que esa es la barrera natural, otros piensan que la biotecnología podría permitir superar los 130 años en el futuro. Lo que sí sabemos es que la longevidad máxima no ha cambiado mucho en las últimas décadas. Lo que sí ha mejorado —y mucho— es la media poblacional.
¿Genética o estilo de vida? Los factores que realmente influyen en tu longevidad
¿Alguna vez has pensado que si tus abuelos vivieron más de 90 años, tú también lo harás? O, al contrario, ¿te preocupa tu historial familiar de enfermedades como cáncer, diabetes o Alzheimer? Muchas personas creen que la longevidad está determinada por la genética, y aunque eso tiene parte de verdad, la ciencia ha descubierto que el estilo de vida es aún más determinante.
El porcentaje genético: ¿cuánto importa?
Estudios de gemelos idénticos han demostrado que la genética explica entre un 20% y un 30% de la longevidad. Es decir, el 70-80% restante depende de factores no genéticos, como la alimentación, el ejercicio, el entorno y la exposición a tóxicos o estrés.
Fuente: Christensen et al. (2006), en un estudio con más de 20.000 gemelos daneses, concluyeron que la herencia genética tenía un peso menor del que históricamente se creía.
Genes asociados a longevidad
Aunque no hay un “gen de la inmortalidad”, sí se han identificado variantes genéticas que están presentes con mayor frecuencia en personas longevas, como:
- FOXO3A: regula la resistencia al estrés oxidativo y la apoptosis celular.
- APOE: la variante E2 está asociada a menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y Alzheimer.
- SIRT1-7: familia de genes que codifican las sirtuinas, proteínas implicadas en la reparación celular.
Pero cuidado: tener estos genes no garantiza longevidad. Lo determinante es cómo se activan o desactivan a lo largo de tu vida. Ahí entra en juego la epigenética.
Epigenética: tus hábitos modifican tus genes
La epigenética es la ciencia que estudia cómo el entorno y los hábitos influyen en la expresión genética sin cambiar la secuencia del ADN. Dicho de otra forma: tus genes son el piano, pero tu estilo de vida es el pianista. Factores que modifican la expresión genética:
| Factor | Genética | Estilo de vida |
| Peso corporal | Hasta 40% heredado | Modificable con dieta y ejercicio |
| Enfermedades cardiovasculares | Predisposición por genes (ej. APOE) | Controlable con alimentación, movimiento |
| Alzheimer | Alta carga genética (APOE4) | Reducción del riesgo con estilo de vida |
| Cáncer | Herencia limitada (<10%) | Influencia clave del entorno y hábitos |
| Longevidad general | 20-30% genética | 70-80% estilo de vida y entorno |
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La longevidad no es un objetivo, sino un camino que empieza hoy
Longevidad ya no es sinónimo de longevos. Es un concepto dinámico, complejo y profundamente humano. Es tiempo de superar la obsesión por los años vividos y centrarnos en los años bien vividos.
Tu longevidad empieza hoy, no cuando tengas 80. Porque los hábitos, entornos y decisiones que tomas a diario están moldeando tu futuro. Y no hay mejor momento para empezar a cuidarlo que ahora.
La longevidad no debe entenderse como una carrera por sumar años, sino como un viaje hacia una vida más consciente, plena y saludable. No podemos controlar todos los factores, pero sí muchos. El mensaje es claro: no estamos condenados por nuestros genes.
La revolución de la longevidad no está solo en los laboratorios, sino en tu plato, tus hábitos, tu manera de moverte y de relacionarte con el mundo. La buena noticia es que nunca es tarde para empezar.
Hábitos científicamente probados para vivir más (y mejor)
En los estudios de las llamadas Zonas Azules —regiones del mundo con alta concentración de personas centenarias—, se ha observado que el estilo de vida es mucho más importante que la genética.
1. Alimentación: Dietas ricas en vegetales, grasas saludables y baja carga glucémica modulan la expresión de genes antiinflamatorios. O por ejm. el ayuno intermitente y restricción calórica han mostrado efectos epigenéticos positivos, mejorando la longevidad en modelos animales y humanos.
2. Actividad física: El ejercicio no solo fortalece músculos: activa genes relacionados con la reparación mitocondrial y protege del envejecimiento celular. Incluso caminar 30 minutos al día puede modificar marcadores epigenéticos relacionados con longevidad.
3. Salud emocional: La meditación y la gestión del estrés reducen la expresión de genes proinflamatorios. La soledad y el aislamiento se relacionan con expresiones genéticas similares a estados inflamatorios crónicos.
4. Dormir bien: El sueño regula procesos hormonales y genéticos clave para la regeneración celular. Dormir menos de 6 horas altera la expresión de más de 700 genes, según estudios del Sleep Research Centre.
🧬 ¿Y si tengo “malos genes”? No te preocupes, incluso si tienes predisposición genética a ciertas enfermedades, puedes contrarrestarla con hábitos adecuados.

Los mejores suplementos para la longevidad
Los suplementos antienvejecimiento son sustancias naturales o sintéticas que, según estudios preclínicos o clínicos, modulan procesos celulares relacionados con el envejecimiento.
- Nicotinamida Mononucleótido (NMN) y Nicotinamida ribósida (NR): NMN y NR son precursores directos de NAD+, una molécula vital para el metabolismo celular, la reparación del ADN y el funcionamiento mitocondrial. Con la edad, los niveles de NAD+ disminuyen.
- Resveratrol: Un polifenol presente en la uva y el vino tinto. Se popularizó tras estudios que lo vinculan a la “paradoja francesa” (baja tasa de infartos pese a dieta rica en grasas). Activa sirtuinas, proteínas que modulan el envejecimiento celular. Sin embargo la biodisponibilidad es baja.
- Espermidina: Una poliamina natural que promueve la autofagia, el proceso mediante el cual las células reciclan sus componentes dañados. Estudios observacionales muestran que personas con dietas ricas en espermidina viven más y tienen menor riesgo cardiovascular.
- Ubiquinol: Forma activa de la coenzima Q10. Favorece la producción de energía celular (ATP) en las mitocondrias y protege contra el estrés oxidativo, ayudando a preservar la función celular a medida que se envejece.
- Astaxantina: Potente antioxidante natural derivado de microalgas. Protege las membranas celulares, mejora la salud cardiovascular, ocular y de la piel, y combate el envejecimiento al reducir el daño oxidativo sistémico.
- Senolíticos: Los senolíticos son compuestos (naturales o sintéticos) que tienen la capacidad de eliminar selectivamente las células senescentes del organismo. Los senolíticos actúan induciendo la muerte de estas células senescentes, sin afectar a las células normales. Las dos combinaciones más populares son la Quercetina + Dasatinib y la Fisetina (flavonoide con acción senolítica potente y propiedades neuroprotectoras).
Te recomendamos: Longevity FMC (antienvejecimiento celular)
Longevity FMC es un suplemento en polvo diseñado para promover un envejecimiento saludable a nivel celular, gracias a una combinación de ingredientes con efectos senolíticos, antioxidantes, antiinflamatorios y neuroprotectores. Su fórmula apunta a reducir las células senescentes, mejorar la función mitocondrial y reforzar el sistema inmune frente al deterioro asociado con la edad.
Incluye Fisetina (450 mg) (de extracto de Fustete), Quercetina (150 mg) (de Acacia de Japón) o Resveratrol (25 mg) (de Polygonum cuspidatum) entre otros.
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Estudios científicos sobre los tipos de colágeno
Cellular senescence and senolytics: the path to the clinic”: Revisión actualizada sobre los avances en senolíticos, sus mecanismos, resultados preclínicos y estado de los ensayos clínicos, consolidando el contexto translacional del uso de estos compuestos para mejorar la longevidad y la salud.
Common environmental factors and their impact on epigenetic age: Revisión que analiza cómo factores de estilo de vida —dieta, ejercicio, exposiciones ambientales— modifican la metilación del ADN y, por tanto, ralentizan el envejecimiento biológico, según los relojes epigenéticos
Para quienes quieran seguir profundizando:
- “Lifespan” – David Sinclair (Harvard): Una obra clave sobre el futuro de la longevidad.
- ZOE Health Study y Blue Zones Project: proyectos científicos de vanguardia.
- Calculadoras de edad biológica (como la PhenoAge o DNAge).



