Proseguimos con un cambio más del circuito de la recompensa (III):
Segundo cambio: Moverte en ayunas.
Almacenar grasa es algo coherente desde un punto de vista evolutivo. Se trata de la despensa que nuestro cuerpo genera por si en algún momento nos quedamos sin comida, para asegurar la supervivencia. Pues bien, para poder movilizar toda esta grasa acumulada, no nos queda otra que enseñar a nuestro cuerpo a moverse con la barriga vacía o bien de buena mañana antes de desayunar, o bien cuatro horas después de la última comida. Es la única forma para vaciar la despensa y va a ser imposible si haces el ejercicio después de comer.
No tengas miedo a desmayarte o marearte. No tiene porqué pasarte nada si sigues el protocolo de las 5 sesiones: Éste consiste en realizar los siguientes cinco entrenamientos que tengas programados a una menor intensidad. Por ejemplo, si estás acostumbrado a correr a un ritmo de cinco minutos el kilómetro, lo harás a cinco treinta o a seis. O si lo normal para ti es ir a caminar durante 40 minutos, harás lo mismo pero sólo durante 20 minutos. Es decir disminuiremos la carga ya sea en intensidad o duración. Además te llevarás una botellita de agua y un plátano por si acaso te da el bajón (pero sólo al principio y por si acaso).
Después de cinco sesiones, ya irás incrementando progresivamente hasta llegar a la carga a la que estabas acostumbrado pero esta vez en ayuno. En ese momento se habrá hecho el clic necesario para que, ahora ya sí, tu metabolismo sepa usar esa grasa que te sobra como tu principal fuente de energía. Felicidades.
Principales enemigos:
- La pereza. Puede que te sientas sin energía, pero va a surgirte porque la llevas dentro, en cada michelín. Es muy fácil boicotear el ejercicio cuando te encuentras en casa tirado; tanto tu cuerpo como tu cerebro lo que se plantean es ¿para qué vas a moverte?, si no tienes ninguna necesidad dado que tu comida y tu supervivencia están aseguradas. Pero a corto plazo te lo agradecerán, y a largo, muchísimo más. Hay que ir ejercitando el movimiento y repitiéndolo para crear el hábito, y es ahí donde tienes que recurrir a tu motivación personal, a tus objetivos.
Ahí se gestiona el momento crítico decidir: ‘voy o no voy’. Has de encontrar las fuerzas internas de nuestros ancestros, que se basaban en que si no iban, no comían. Ya por el mero hecho de moverte en ayunas, el cuerpo entiende que tiene que reaccionar para conseguir sobrevivir. Es un círculo vicioso, cuando repitas el ejercicio durante un tiempo, habitualmente de entre 3 a 6 meses, integrarás el ejercicio y la recompensa que produce como una parte de ti. Y a partir de entonces la motivación la encontrarás en la sensación de gustazo, alivio, energía y alegría que te generan las endorfinas al hacer deporte.
- Sesiones de ejercicio superiores a la hora y media. El entrenamiento en ayuno también va a estar indicado para los deportistas amateurs y profesionales. Les va a servir para afinar su metabolismo de tal forma que su cuerpo tendrá una mayor capacidad para usar la grasa como fuente energética, proceso conocido como βoxidación, sacando con ello un mayor partido de su reservorio de glucosa.
NOTA: No obstante, si los entrenamientos son superiores a la hora y media, debemos de estar ya muy acostumbrados a entrenar en ayuno o nos puede dar una importante pájara (estado en el que nuestro cuerpo se queda sin glucosa). Por eso, para estos entrenamientos de más larga duración, aconsejamos comer antes del ejercicio.
Autor: Carlos Pérez Ramírez
Máster en Psiconeuroinmunología
Profesor Formación Psiconeuroinmunología Clínica Regenera
Autor del Libro: Paleovida