¿Alguna vez has sentido molestias digestivas, hinchazón abdominal o malestar después de comer ciertos alimentos? ¿Te has preguntado si podrías tener alguna intolerancia alimentaria? Hoy en día, las intolerancias alimentarias son una realidad creciente que afecta a un porcentaje significativo de la población mundial, y muchas personas las sufren en silencio sin saberlo.
En este reportaje, vamos a sumergirnos en el fascinante —y a veces confuso— mundo de las intolerancias alimentarias. Vamos a descubrir qué son exactamente, en qué se diferencian de las alergias, por qué están aumentando tanto en los últimos años y, lo más importante, cómo puedes identificarlas y gestionarlas para mejorar tu bienestar.
Hablaremos de las intolerancias más comunes como la intolerancia a la lactosa, al gluten y a la fructosa, pero también de otras menos conocidas como la intolerancia a la histamina. Además, te daremos estrategias prácticas para mejorar tu digestión y recuperar tu salud intestinal.
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Índice
¿Qué son las intolerancias alimentarias?
Las intolerancias alimentarias son reacciones adversas que ocurren en nuestro organismo tras ingerir ciertos alimentos o componentes específicos. A diferencia de las alergias alimentarias, no involucran al sistema inmunitario. En lugar de ello, se producen porque el cuerpo es incapaz de digerir o metabolizar ciertos compuestos correctamente, lo que genera molestias digestivas y otros síntomas.
Imagina que tu sistema digestivo es como una cadena de montaje. Si una de las piezas o herramientas (como una enzima digestiva) no funciona bien o falta por completo, los alimentos no se procesan como deberían. Esto genera acumulación de sustancias que fermentan, producen gases y causan inflamación o malestar.
🥛 Ejemplo: La intolerancia a la lactosa ocurre cuando el cuerpo no produce suficiente lactasa, la enzima encargada de descomponer la lactosa (el azúcar presente en la leche). El resultado: gases, hinchazón y diarrea.
Intolerancia alimentaria vs. alergia: diferencias clave
Uno de los errores más comunes es confundir una intolerancia alimentaria con una alergia. Aunque ambas implican reacciones a alimentos, sus mecanismos y consecuencias son muy distintos.
Característica | Intolerancia alimentaria | Alergia alimentaria |
Sistema involucrado | Sistema digestivo | Sistema inmunitario |
Respuesta del cuerpo | Problemas en la digestión o metabolización | Reacción inmune exagerada ante un alérgeno |
Tiempo de aparición | Horas después de ingerir el alimento | Inmediato (minutos o segundos tras la exposición) |
Gravedad de los síntomas | Generalmente leves a moderados | Puede ser grave o potencialmente mortal (anafilaxia) |
Cantidad necesaria | Depende de la dosis consumida | Incluso trazas pueden desencadenar la reacción |
Ejemplos comunes | Lactosa, fructosa, histamina | Cacahuetes, mariscos, huevo |
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¿Cuáles son las intolerancias alimentarias más comunes?
A continuación, exploramos las intolerancias alimentarias más prevalentes y sus características distintivas.
Intolerancia a la lactosa
Es la intolerancia más conocida. La lactosa es un azúcar presente en la leche y productos lácteos. Para digerirla, necesitamos una enzima llamada lactasa, que descompone la lactosa en azúcares más simples (glucosa y galactosa) para que puedan ser absorbidos. Cuando falta lactasa, la lactosa pasa al intestino grueso sin digerir, donde las bacterias la fermentan, generando gases y ácidos.
- Síntomas de la intolerancia a la lactosa: Hinchazón abdominal, gases y flatulencias, diarrea y dolor o calambres estomacales
👉 Dato curioso: Se estima que entre el 30% y el 50% de la población española tiene intolerancia a la lactosa.
Intolerancia al gluten
La intolerancia al gluten es más compleja de lo que parece. Bajo este paraguas, encontramos diferentes condiciones:
- Enfermedad celíaca: Trastorno autoinmune donde el consumo de gluten daña el intestino delgado.
- Alergia al trigo: Reacción alérgica al trigo que involucra al sistema inmune.
- Sensibilidad al gluten no celíaca: No es autoinmune ni alérgica, pero provoca síntomas similares tras consumir gluten.
Síntomas comunes: Dolor abdominal, diarrea o estreñimiento, fatiga, neblina mental y dolores articulares.
❌ Importante: Muchas personas con sensibilidad al gluten no celíaca mejoran notablemente al eliminar el gluten de su dieta, aunque las pruebas convencionales no detecten celiaquía.
Intolerancia a la fructosa
La fructosa es un azúcar natural presente en frutas, miel y algunos vegetales. Sin embargo, su consumo excesivo —sobre todo en forma de azúcares añadidos y jarabes— está relacionado con intolerancias y problemas digestivos. Existen tres tipos principales:
- Intolerancia hereditaria a la fructosa: Trastorno genético raro que impide metabolizar la fructosa adecuadamente.
- Mala absorción de la fructosa: El intestino delgado no absorbe bien la fructosa, que pasa al colon donde fermenta.
- Intolerancia adquirida: Puede desarrollarse por infecciones intestinales, enfermedades hepáticas o tras el uso de ciertos medicamentos.
Síntomas más frecuentes: Gases y distensión abdominal, diarrea o deposiciones líquidas, dolor abdominal, náuseas.
Intolerancia a la histamina
La histamina es una molécula natural presente en alimentos fermentados, embutidos, quesos curados y pescados. En personas con intolerancia a la histamina, el cuerpo no puede degradarla correctamente debido a la falta de la enzima diaminoxidasa (DAO). Curiosamente, muchos síntomas se asemejan a los de una reacción alérgica, pero la intolerancia a la histamina no involucra al sistema inmune.
Síntomas típicos: Dolor de cabeza o migrañas, enrojecimiento facial, urticaria o picores, congestión nasal, palpitaciones
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¿Por qué aumentan las intolerancias alimentarias?
En las últimas décadas, se ha observado un notable aumento en la prevalencia de las intolerancias alimentarias, y diversas causas están detrás de este fenómeno. Uno de los factores clave es el cambio drástico en nuestra alimentación. Hemos pasado de consumir alimentos frescos y mínimamente procesados a basar gran parte de nuestra dieta en productos ultraprocesados, ricos en aditivos, conservantes y azúcares añadidos, que sobrecargan nuestro sistema digestivo.
Además, el ritmo de vida actual, marcado por el estrés crónico, afecta directamente al funcionamiento del aparato digestivo, alterando la producción de enzimas y reduciendo la capacidad del intestino para absorber ciertos nutrientes de manera eficiente.
El uso generalizado de medicamentos, especialmente antibióticos e inhibidores de la bomba de protones, también juega un papel relevante, ya que alteran la microbiota intestinal y dañan la mucosa digestiva, creando un entorno propicio para el desarrollo de intolerancias. La exposición constante a contaminantes ambientales y toxinas incrementa aún más el riesgo, debilitando nuestras defensas y la capacidad de desintoxicación del organismo.
Por último, los desequilibrios en la microbiota intestinal, conocidos como disbiosis, afectan directamente nuestra capacidad digestiva, favoreciendo la aparición de síntomas relacionados con intolerancias. Estos factores combinados explican por qué cada vez más personas experimentan problemas digestivos que, hasta hace poco, eran menos frecuentes.
¿Cómo identificar una intolerancia alimentaria?
Identificar una intolerancia alimentaria puede ser un proceso complicado debido a la variedad de síntomas y su aparición tardía tras la ingesta del alimento problemático. El primer paso suele ser prestar atención a las señales que envía el cuerpo. Llevar un diario de alimentos y síntomas puede ser una herramienta muy útil: anotar lo que se consume a lo largo del día junto con cualquier malestar digestivo o físico experimentado puede ayudar a detectar patrones y posibles culpables.
Otro método común es realizar una dieta de eliminación. Este enfoque consiste en eliminar durante varias semanas los alimentos sospechosos de provocar intolerancia y observar si los síntomas mejoran. Posteriormente, se reintroducen esos alimentos uno a uno para evaluar si los síntomas regresan, lo que confirmaría la intolerancia.
Además, existen pruebas médicas específicas para ciertas intolerancias, como el test de aliento para diagnosticar intolerancia a la lactosa o a la fructosa. En casos más complejos, también pueden utilizarse análisis de sangre para detectar deficiencias enzimáticas o estudios genéticos para enfermedades como la celiaquía. Sin embargo, en muchas ocasiones, el diagnóstico definitivo se basa en la observación clínica y la respuesta del paciente a los cambios dietéticos.
Factores de riesgo y causas subyacentes
Las intolerancias alimentarias no aparecen por casualidad. Existen factores predisponentes y causas subyacentes:
- Genética: Algunos trastornos, como la intolerancia hereditaria a la fructosa, son genéticos.
- Disbiosis intestinal: Desequilibrios en la microbiota pueden dificultar la digestión.
- Déficit enzimático: Falta de enzimas digestivas específicas, como lactasa o DAO.
- Hipoclorhidria: Baja producción de ácido en el estómago, dificultando la digestión.
- Daño en la mucosa intestinal: Puede aumentar la permeabilidad intestinal y facilitar intolerancias.
Tratamientos y estrategias para mejorar la digestión
- Cambios en la dieta: Elimina o reduce los alimentos que provocan intolerancia. Opta por alimentos frescos y naturales. Y evita ultraprocesados y aditivos innecesarios.
- Uso de enzimas digestivas: Enzimas específicas (como lactasa o dipeptidil peptidasa) ayudan a digerir mejor los alimentos problemáticos.
- El papel de los probióticos: Los probióticos repueblan la microbiota y ayudan a mejorar la digestión. Cepas como Lactobacillus y Bifidobacterium son especialmente beneficiosas.
- Regeneración de la mucosa intestinal: Suplementos como glutamina, curcumina y zinc ayudan a reparar el intestino. Reducir la inflamación es clave para recuperar la función intestinal. Nosotros recomendamos Regenintest de Npro.
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Fuentes del reportaje sobre las intolerancias alimentarias.
- Biesiekierski JR, Newnham ED, Irving PM, Barrett JS, Haines M, Doecke JD, Shepherd SJ, Muir JG, Gibson PR. Gluten causes gastrointestinal symptoms in subjects without celiac disease: a double-blind randomized placebo-controlled trial. Am J Gastroenterol. 2011 Mar;106(3):508-14. doi: 10.1038/ajg.2010.487. Este estudio evaluó los efectos del gluten en individuos sin enfermedad celíaca y encontró que el gluten puede inducir síntomas gastrointestinales en personas sensibles al gluten no celíacas.
- Barrett JS, Gibson PR. Clinical ramifications of malabsorption of fructose and other short-chain carbohydrates. Pract Gastroenterol. 2007 Aug;31(8):51-65. Este artículo revisa las implicaciones clínicas de la malabsorción de fructosa y otros carbohidratos de cadena corta, destacando su papel en trastornos gastrointestinales funcionales.