Alteraciones Hormonales en la Mujer: 14, 15 y 16 de octubre.

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Cómo el juego puede ayudar al diagnóstico de enfermedades 

Desde un enfoque integrador y multidisciplinar, debemos entender el diagnóstico de enfermedades como un proceso en el que la comunicación con el paciente es clave para la obtención de los datos relevantes de nuestra evaluación. A pesar de ello, nuestros sistemas de atención de la salud no suelen contar con las herramientas y los métodos necesarios para integrar esos factores sociales y económicos en nuestros diagnósticos o cuidados preventivos. El juego puede favorecer la comunicación y en este artículo te explicaremos por qué y cómo.

Afortunadamente, se está avanzando hacia nuevas prácticas de atención de la salud centradas en el paciente y se desarrollan recursos cada vez más interesantes hacia una mejora de la justicia epistémica. En este artículo, veremos una de las más infravaloradas: cómo el enfoque lúdico puede ayudar al diagnóstico de enfermedades.

La terapia de juego en psiconeuroinmunología

La terapia de juego aplicada al diagnóstico y a la psiconeuroinmunología, tiene como objetivo brindarle al paciente la estimulación creativa que le permita expresar pensamientos, síntomas, sentimientos… y también, comprender al profesional clínico cuando este le plantea preguntas, diagnósticos o tratamientos complejos.

Por ejemplo, entre las técnicas lúdicas podemos encontrar modelos de expresión simbólica, expresión metafórica, expresión corporal o incluso la creación artística. Estas acciones permiten evaluar la percepción que está teniendo de manera consciente o inconsciente de la enfermedad y experiencia del tratamiento.

El enfoque lúdico de la anamnesis 

En determinadas situaciones, un enfoque lúdico de la anamnesis también puede llegar a ser especialmente efectivo. La anamnesis es el proceso de la exploración clínica que se ejecuta mediante un interrogatorio con el paciente para conocer sus síntomas, dolencias, obtener una retrospectiva de él y determinar los elementos personales y ambientales más relevantes. En determinados casos, adoptar un enfoque más lúdico centrado en el paciente, los profesionales de la salud pueden usar estas herramientas para hacer que la comunicación con el profesional de la salud sea más fácil y menos intimidante.

En el actual contexto tecnológico y digital, se han realizado grandes avances en la percepción del juego cómo facilitador de la investigación y de la elaboración de perfiles para establecer las causas de determinadas enfermedades. Pero el enfoque lúdico no solo es una herramienta práctica para investigadores, también puede serlo para mejorar las relaciones entre profesionales de la salud y pacientes.

En el contexto clínico, el juego favorece la humanización de los cuidados, incentiva la cooperación y puede cumplir la función terapéutica de disminuir la intensidad del dolor, la angustia, la ansiedad y el miedo.  

La actualidad científica nos presenta estudios que muestran la importancia de los factores estresantes psicosociales en nuestra salud. Y para contrarrestarlos, el juego y el humor no solo pueden ser una herramienta poderosa de conexión empática durante la anamnesis, también puede ayudarlos a diagnosticar enfermedades y brindar un mejor tratamiento. El juego puede, por ejemplo, ayudar a reducir los niveles de estrés en los pacientes y hacerlos sentir más cómodos al hablar de sus problemas de salud. 

Además, como veremos en este artículo, también se ha demostrado que el humor puede ayudar a aumentar el cumplimiento de los tratamientos y diferentes pautas por parte de los pacientes. Por lo tanto, utilizar el juego lúdico como parte del proceso de diagnóstico es una forma efectiva de mejorar la calidad general de la atención de los pacientes.

Mediante el uso de herramientas lúdicas, los profesionales de la salud pueden identificar posibles problemas de salud que, de otro modo, pasarían desapercibidos o serían difíciles de detectar con los métodos tradicionales. Este enfoque les permite proporcionar diagnósticos más precisos y mejores tratamientos para sus pacientes. 

En algunos hospitales ya se están poniendo en práctica distintas iniciativas para humanizar la hospitalización infantil, lo cual permite disminuir la medicación con técnicas asociadas al juego y la distracción en intervenciones que provocan dolor o estrés. Sin embargo, la mayoría de las actividades que se están realizando son de origen institucional y a pesar de las ventajas que proporciona el juego terapéutico, en la práctica, los profesionales no utilizan todo su potencial. Formar e implicar a los profesionales para que empleen el juego como parte de la asistencia tanto en niños como en adultos podría ser un gran salto cualitativo.

Algunos estudios han demostrado que utilizar el juego favorece la comunicación, ya que mejora la comprensión del paciente sobre lo que le sucede. Esta comunicación también incentiva la cooperación en el diagnóstico y la participación en el tratamiento.

El juego puede ayudar al diagnóstico

El enfoque lúdico del juego en el diagnóstico no solo puede ser una herramienta muy práctica durante la anamnesis o sesión previa de toma de datos para el diagnóstico. También ayuda al profesional de salud a “pensar fuera de la caja” y romper patrones que bloquean el correcto desarrollo del diagnóstico y el tratamiento.

Como advertía Ludwig Wittgenstein, la capacidad humana de quedar cautivados por el modelo explicativo de un fenómeno particular, provoca que generalicemos el resto de los casos para ajustarlo a dicho modelo explicativo. Y, al hacerlo, dejamos de prestarle tanta atención al hecho en sí, quedando persistentemente atraídos hacia cómo el modelo puede llegar a encajar y descartando el aprendizaje único que podemos obtener de él.  Pero cada experiencia subjetiva, y no un modelo preestablecido, es lo que define qué es lo que preocupa a los pacientes y lo que les motiva tanto a la búsqueda de ayuda profesional como a seguir unas pautas de tratamiento.  

Hay una tradición que da forma a nuestra cultura sanitaria actual y debemos ser conscientes de su influencia en nuestra visión clínica y la visión del paciente. Por ejemplo, se suele adoptar un enfoque combativo en nuestra percepción de las enfermedades: combate el cáncer, eres un luchador, juntos venceremos esta batalla… Implícitamente, las culturas combativas valoran y recompensan a los ganadores. Cuando elogiamos a los héroes (por ejemplo, las personas de 100 años que disfrutan de una vida activa), implícitamente convertimos a los que fracasan en perdedores. Así es como los pacientes y sus cuidadores co-crean el estigma y la vergüenza asociados, por ejemplo, a ciertas enfermedades crónicas o complejas como la obesidad o incluso con el envejecimiento.

Por qué, ¿qué hacemos cuando no podemos “ganar” la batalla o no sabemos cómo hacerlo? Esta es la razón por la que está creciendo el consenso entre los miembros de la Organización Mundial de la Salud para invertir en la investigación de formas alternativas de atención. Una de estas alternativas a la investigación, el diagnóstico y el tratamiento es el enfoque lúdico a través del juego.

Cuando falta conocimiento y atención pública a las dolencias de pacientes con cierta carga de incomprensión social (por ejemplo, como ocurrió con las mujeres que padecían endometriosis), la información digital se convierte en un espacio para la generación de narrativas y para expresar lo que no se ha podido contar en consulta. Estas carencias del sistema sanitario favorecen proyectos como Pacientes como yo o Coping with Illness Digitally, que nos muestran a comunidades conectadas que ofrecen testimonios y atención a través de experiencias compartidas. En estos espacios, podemos acceder a información sobre los pacientes, sus síntomas y dolencias que la consulta clínica no les permitió expresar.

El estigma del dolor inexplicable

Veamos un ejemplo práctico de cómo este enfoque lúdico puede ser útil en la práctica clínica para diagnosticar personas que sufren alguna disfunción a partir de sus síntomas de dolor.  En este reciente estudio, que analiza la dimensión cualitativa de las experiencias dolorosas, se explora el papel de la imaginación y la asociación metafórica en la conceptualización y expresión del dolor. En él, se analiza la expresión del dolor, su comunicación y su recepción, atendiendo en particular a cómo verbalizamos el dolor en contextos de atención sanitaria.

Estos estudios ponen el foco en los beneficios y las limitaciones de los métodos estándar destinados a facilitar la expresión significativa del dolor, como lo son, por ejemplo, las escalas numéricas de dolor. ¿De verdad estamos obteniendo información valiosa cuando preguntamos a un paciente sobre si su dolor es un 3, un 5 o un 7?

Es complejo poder englobar en una sola definición, la enorme complejidad y multitud de aspectos y variantes que presenta nuestra percepción del dolor. La definición más aceptada actualmente es la de la Asociación Mundial para el Estudio del Dolor (IASP): «es una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada con un daño tisular, real o potencial, o descrita en términos de dicho daño». Es una respuesta emocional con varios componentes:

• Componente sensorial-discriminativo: hace referencia a cualidades estrictamente sensoriales del dolor, tales como su localización, calidad, intensidad y sus características tiempo-espaciales.

• Componente cognitivo-evaluativo: analiza e interpreta el dolor en función de lo que se está sintiendo y lo que puede ocurrir.

• Componente afectivo-emocional: por el que la sensación dolorosa se acompaña de ansiedad, depresión, temor, angustia, etc. Respuestas en relación con experiencias dolorosas previas, a la personalidad del individuo y con factores socio-culturales.

Parece que una escala de 1 a 10 en la percepción del dolor puede no solo ser poco exacta sino que, además, puede resultar información contraproducente o que nos lleve a percepciones erróneas.

Estas escalas surgen porque estamos acostumbrados a considerar el dolor como un fenómeno sensorial, que hemos ignorado el hecho obvio de la complejidad de la naturaleza del dolor y de su percepción subjetiva. 

En este caso concreto, nos estamos centrando en el dolor, pero esta misma visión, podemos aplicarla a muchas otras escalas que utilizamos en la entrevista o anamnesis. ¿Escala de hambre del 1 al 10? ¿Escala de estrés del 1 al 10? ¿Bastante agotado, medianamente agotado, poco agotado? Son solo algunas de las preguntas que pueden limitar nuestra percepción de lo que está sucediendo.

También debemos considerar la Teoría de la Neuromatriz del Dolor, propuesta por el psicólogo Dr. Ronald Melzack, sugiere que el dolor es una experiencia multidimensional. Aunque se recibe información en el cerebro de que algo ha sucedido en el tejido, no se recibe como una sensación dolorosa. En cambio, la sensación de dolor se construye en el cerebro mediante la activación de un conjunto de áreas. 

La teoría afirma que hay diferentes componentes del dolor, como el sensorial, emocional, cognitivo, motor, conductual y consciente. Cada uno de ellos proporciona información sobre la localización, intensidad y duración del daño, así como las circunstancias objetivas y subjetivas de la persona, lo que ofrece información unificada sobre qué nos está diciendo el dolor y cómo y cuándo debemos actuar. Además, también alteran los sistemas de regulación homeostática del cerebro, produciendo así “estrés” e iniciando programas complejos para restablecer la homeostasis.

¿Cómo transmitir al profesional de la salud lo que el mismo paciente no puede explicar, entender o reconocer? A veces, en consulta, el paciente no puede o no sabe cómo definir bien estas dolencias, sensaciones, malestar o fuentes de dolor inexplicable. En muchos casos, cuando se presiona al paciente para que sea más específico identificando exactamente qué es lo que le sucede, surgen en él sentimientos de aislamiento, vergüenza y culpa por no poder precisar las respuestas. 

Es en este punto donde los recursos lúdicos pueden ayudarnos a transitar estos sentimientos de duda, incomprensión, culpa… y llegar a un punto común de aceptación, validación o incluso, autocompasión. Entender la experiencia subjetiva del dolor y otros síntomas es fundamental por razones éticas, conceptuales y pragmáticas. Y un enfoque lúdico, un gran aliado para abrir los canales de comunicación empática que necesitamos. Estos métodos podrían complementarse, además, facilitando la expresión creativa de experiencias vividas dolorosas con respecto a los mundos de vida personales. 

Como hemos visto, la imaginación y la asociación metafórica pueden dar sentido al dolor inexplicable en otros términos. Es un modo cognitivo y afectivo vital de experimentar el dolor, además de ayudar a dar sentido al dolor figurativamente, sin dejar de ser conscientes de las complejas relaciones de poder que gobiernan la legitimidad percibida y el testimonio relacionado con la transformación del dolor. Por ejemplo, la terapia artística creativa o los escritos expresivos pueden ayudar a rastrear y controlar las causas del dolor.

Metodologías lúdicas de atención al paciente

Metodologías lúdicas de atención al paciente

El juego contribuye de manera fundamental al desarrollo de las capacidades intelectuales, emocionales y motoras. En él se manifiestan vivencias, necesidades y conflictos. La terapia de juego busca un ambiente de confianza, comprensión, respeto y responsabilidad. Con la ayuda de un enfoque lúdico centrado en el paciente, los diagnósticos basados en juegos pueden ser una alternativa práctica que podemos utilizar tanto en la anamnesis como en el diagnóstico y tratamiento.

Actualmente, los terapeutas o los centros de cuidados ofrecen diferentes formas de juego para facilitar la comunicación sobre condiciones de salud difíciles o terminales. También en la práctica con menores de edad. Pero en general, nuestros sistemas de atención de la salud no cuentan con las herramientas y los métodos necesarios para integrar esos factores en la elaboración de diagnósticos o cuidados preventivos. Para que el sistema de salud comience a actuar sobre esos principios, se necesita un cambio hacia metodologías de investigación más flexibles, cualitativas y ecológicas.

Cómo hemos visto, el encuentro clínico generalmente se enfoca en el tratamiento médico y, por lo tanto, se basa en herramientas expresivas como escalas numéricas que tienden a no facilitar una comprensión y conexión más holística. En consecuencia, nuestros medios para que puedan expresar los síntomas, como parte de este proceso de construcción de sentido, deben ser diferentes. 

A través de una nueva comprensión crítico-fenomenológica de la imaginación y la expresión, debemos mostrar que el tratamiento holístico o integrativo debe comenzar por facilitar que la persona pueda mejorar la forma de expresar sus síntomas y percepciones. Y en este sentido, el juego o el enfoque lúdico podría entrar como herramienta metodológica facilitadora. Esto solo será posible cuando se tomen en serio los roles de la creatividad y la imaginación en la expresión clínica, así como su potencial transformador. 

Por supuesto, un enfoque lúdico puede no ser adecuados para todas las personas. De hecho, el objetivo de brindar a las personas la oportunidad de participar de manera significativa en estos proyectos es que pueden expresar su propia perspectiva; el proyecto debe adaptarse a las prioridades de los pacientes y, por lo tanto, un enfoque de arriba hacia abajo, único para todos, sería lo contrario a la esencia de la propuesta. Sin embargo, dada la falta de estudios que enfatice la importancia de la expresión lúdica dentro de contextos intersubjetivos, esperamos que nuevos estudios sigan arrojando luz sobre esta potencial vía.

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