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Hamburguesa con grasa visceral

La grasa visceral nos enferma

El adipocito es la célula de nuestro cuerpo encargada de almacenar la grasa corporal. Dependiendo de cada persona, este adipocito tendrá una mayor o menor capacidad de almacenaje de grasa. Parece ser que la programación metabólica ya en el vientre de la madre, así como el peso al nacer junto con la genética, son los factores que pueden determinar la capacidad de expansión de este adipocito.

Si el adipocito tiene una menor capacidad de expansión y puede así almacenar menos grasa, esta se irá con más facilidad hacia las vísceras, generando de esta forma la grasa visceral.

Bajo estas premisas podemos encontrar:

  • Persona obesa sin grasa visceral ya que tiene una buena capacidad de almacenaje de grasa; aunque si sigue con un estilo de vida inadecuado acabará igualmente con grasa visceral.
  • Persona aparentemente delgada con grasa visceral ya que tiene una mala capacidad de almacenaje. A pesar de estar delgado, tiene grasa acumulada en sus vísceras. Es por eso que  a este tipo de personas se les conoce como el “delgado obeso”.

Cómo detectar presencia de grasa visceral 

El TAC (Tomografía Axial Computarizada) y la RNM (Resonancia Nuclear Magnética) son la pruebas complementarias que nos indicaran con certeza si presentamos grasa visceral. No obstante para ahorrarnos la radiación y el coste, podemos usar los siguientes parámetros como factores de riesgo:

  • Alimentación inadecuada
  • Sedentarismo
  • Peso elevado con presencia de grasa corporal
  • Perímetro de la cintura o acumulación de grasa en el abdomen. Si queréis afinar, podéis medir  la cintura y la cadera y dividir estos dos valores. Si el resultado es mayor a 0,86 en mujeres y 0,95 en hombres orienta ante la presencia de grasa visceral.

La grasa visceral activa el sistema nervioso simpático

La clave, como explica este artículo de revisión, es que esta grasa visceral va a generar en nuestro sistema nervioso central una señal de peligro como si un león nos estuviera persiguiendo. La activación del sistema nervioso simpático provocará:

  1. Liberación de glucosa desde el hígado
  2. Menor producción de insulina desde el páncreas
  3. Menor flujo sanguíneo en riñón
  4. Incremento presión arterial
  5. Incremento frecuencia cardiaca
  6. Incremento ácidos grasos libres

Todas estas respuestas son óptimas cuando se trata de una señal de estrés agudo ya que nos permite que nuestro cuerpo se prepare para resolver el peligro de la forma más eficiente. Pero ¿qué sucede si esta respuesta está producida por la grasa visceral?

Efectivamente, pues que la señal de estrés se convierte en crónica. Y esta situación mantenida en el tiempo acabará provocando mala regulación de la glucosa y diabetes tipo II, trastorno renal, hipertensión arterial, cardiopatía y dislipemia.

Conclusión… 

El exceso de grasa y especialmente el de grasa visceral es un problema de salud como tal y debemos de encontrar soluciones antes de que aparezcan alteraciones más severas. En un próximo post nos centraremos en ello, en buscar soluciones sencillas y al alcance de cualquiera.

Autor: Carlos Pérez

Graduado en Educación Física y Fisioterapia.
Profesor y co-director del Postgrado Experto Universitario en Psiconeuroinmunología Clínica de Regenera.
Profesor del Máster de Medicina Natural de la Universidad de Santiago de Compostela.
Investigador colaborador en el proyecto Alimentación, microbiota y regulación de la inflamación

Sobre el autor

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