La semana pasada os presentábamos la primera parte de este post: Síntomas necesarios que han sido demonizados. Parte 1. Bien, hoy es el turno de la segunda parte, donde hablaremos de inflamación y dolor. Otros dos síntomas necesarios cuyos eliminación tendemos a forzar. Pero que, en su justa medida, son positivos y beneficiosos para nuestro organismo.
Inflamación
La inflamación forma parte de la respuesta inmunitaria inicial para aislar al patógeno, rodearlo de células inmunitarias y poder eliminarlo. Así pues, tiene dos características: aísla y hace una llamada a células inmunitarias para ayudar a fagocitar el patógeno.
El cuerpo, cuando lo necesita, detiene el proceso inflamatorio. Las moléculas prostaglandinas E2 -principales responsables de la inflamación- tienen que subir suficientemente para activar genes. Estos darán lugar a las sustancias que activarán la señal de STOP a la inflamación y empezarán a regenerar el tejido. Éstas moléculas son las lipoxinas, las resolvinas y las protectinas.
Inflamación por traumatismo o corte
Ante una inflamación local por un traumatismo, o un corte o una lesión, ocurre lo mismo. Necesitamos producir sustancias de inflamación para que tengan un efecto de curación en el proceso de subida de la inflamación. Se produce una llamada a células del sistema inmune.
Así, éstas acuden a la zona donde se ha producido la lesión de tejido o la infección. Cuando llegan, fagocitan tejido en cantidad alta y estimulan el gen que produce la enzima que da lugar a sustancias que detendrán la sustancia inflamatoria (lipoxinas) y arrancan la bajada inflamatoria (resolvinas y protectinas).
En una buena inflamación, llegan células inmunitarias
Inflamación por lesión
Cuando sufrimos una lesión como un esguince, por ejemplo, o una rotura muscular, se produce un daño en capilares y tejido. Inicialmente aparece una vasoconstricción -reducción del diámetro de los capilares sanguíneos-. Ésta se encarga de que la hemorragia sea lo más pequeña posible.
La cicatrización de los capilares sanguíneos y la neutralización de la hemorragia tarda 5 o 10 minutos como máximo. Más o menos lo que tarda en dejar de sangrar la herida. Cuando esto sucede, se acaba la vasoconstricción inicial y se inicia una vasodilatación reactiva. Un aumento del diámetro de los capilares sanguineos que tendrá el objetivo de realizar una llamada de células inmunológicas.
En una buena inflamación, llegan células inmunitarias. Y, gracias a una enzima llamada colagenasa, se delimitan las moléculas de tejido de colágeno rota. Pero también se detienen las moléculas de colágeno sanas que rodean la zona lesionada. Esta enzima hace que las moléculas de colágeno sanas se rompan por el cuarto aminoácido, liberando sustancia comunicadora. Ésta informará a través del tejido neural hasta el sistema nervioso central, para que haya una respuesta óptima.
A las 36 horas, los niveles de prostaglandinas y neutrófilos alcanzan el nivel más alto y se genera fibronectina para empezar a reconstruir la zona dañada. A partir de aquí empezará el proceso de resolución gracias a las lipoxinas resolvinas y protectinas. Se da un aclaramiento de células del sistema defensivo, una limpieza de los residuos de inflamación y una reparación del tejido.
En resumen, a nivel fisológico:
- El daño produce sustancias que informan.
- La respuesta inflamatoria aísla la región para evitar complicaciones en zonas sanas.
- Otras moléculas, lipoxinas, actúan para parar, recuperar y limpiar deshechos de la inflamación.
- Lo que hace el cuerpo es: “cortar por lo sano”.
Por tanto, nos interesa tener una respuesta inflamatoria fisiológica, ya que es la principal responsable de una buena recuperación. En cambio, el uso de medicamentos antiinflamatorios puede provocar un bloqueo del proceso de regeneración. Y esto dará lugar a fibrosis y un enlentecimiento y cronicidad de la lesión.
La producción de prostaglandinas E2 -principal sustancia que bloquea los medicamentos antiinflamatorios- es completamente necesaria
La inflamación natural y saludable debería ser una respuesta intensa, rápida y eficaz. Tal como expone en sus diferentes estudios el Dr. Charles Serhan, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, experto en biología molecular y con más de 400 estudios científicos publicados sobre este tema. La producción de prostaglandinas E2 -principal sustancia que bloquea los medicamentos antiinflamatorios– es completamente necesaria para que un inflamación pueda resolverse de forma exitosa en el mínimo tiempo posible.
En las diferentes investigaciones, el Dr. Serhan y su equipo concluyen que no sólo es necesario un buen estado del sistema inmune. También se necesitará tener materia prima para producir las sustancias requeridas. Estas sustancias son ácidos grasos poliinsaturados, EPA y DHA, que se consiguen comiendo pescado azul principalmente. Además de ácido araquidónico (AA), que se halla en huevos de aves y en carne de animales terrestres que han comido hierba y se han movido. Ahí radica la importancia del omega 3 y el omega 6.
Es importante tener en cuenta que, si las membranas de las células del sistema defensivo no están formadas por omega 3 y omega 6 de buena calidad en un proceso agudo, por ejemplo por llevar mucho tiempo sin comer suficiente pescado azul o carne ecológica, por mucho que empieces a comerlo el día de la lesión, pasará por lo menos un mes hasta que pueda instalarse en la membrana de las células.
Elmovimiento óptimo de una zona lesionada es moverla siempre por debajo del nivel de dolor
Dolor
El dolor es la herramienta que utiliza el sistema nervioso central para asegurar que no se moverá la zona lesionada. El exceso de analgésicos puede provocar un movimiento excesivo antes de tiempo de la zona dañada. Y esto facilitar la fibrosis y la cronicidad.
Es tan sencillo como respetar la señal que nos da el cuerpo. El movimiento óptimo es: mover la zona lesionada siempre por debajo del nivel de dolor. Al principio, las posibilidades de movimiento son nulas. Pero a las 36-72 horas se empieza a poder llevar a cabo un rango de movimiento pequeño, sin dolor; mover los dedos del pie, por ejemplo, si se trata de un esguince de tobillo.
A medida que pasan los días el rango de movimiento va aumentando. El dolor básicamente nos indica qué rango de movimiento llevar a cabo sin lesionar el tejido sensible. Si el cerebro detecta peligro de que el tejido sufra daño, dará la señal de dolor.
El rango, la intensidad y el volumen de movimiento aumentarán a medida que el tejido cicatrice. Es la estrategia de nuestro sistema nervioso central para decirnos qué rango de movimiento se puede llevar a cabo sin hacernos daño. Por eso es tan importante no inhibirlo, para permitir que el dolor nos informe de qué margen de actuación tenemos. Mover antes de tiempo da lugar a fibrosis de tejidos. Se recomienda utilizar analgésicos exclusivamente si el dolor impide el sueño.
El abuso de analgésicos que busca recuperar un rango e intensidad de movimiento mayor del que corresponde al momento biológico del tejido es, probablemente, la principal causa de fibrosis y cronicidad de lesiones del aparato locomotor. En deporte de élite se suelen utilizar infiltraciones. Éstas son realmente peligrosas para una recuperación óptima del tejido.
En condiciones óptimas, la recuperación es muy rápida. Lo único que hay que hacer es no boicotear el proceso.
Autor: David Vargas Barrientos
Graduado en Fisioterapia
Máster en Psiconeuroinmunología
Máster en Psiconeuroinmunología
Máster en Biología Molecular y Biomedicina
Técnico Superior en Dietética y Nutrición (En curso)
Profesor y codirector del Postgrado Experto Universitario en Psiconeuroinmunología Clínica de Regenera.
